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1 sept 2012

Entrevista a Laura Esquivel


Tratándose de una amante de la cocina, Laura Esquivel nos muestra que el arte culinario no es simplemente una actividad cotidiana para cumplir una necesidad básica sino, por el contrario, tiene miles de características especiales, perfectamente representadas en la obra. De este modo, la cocina es liberadora, pacificadora, y hasta un vínculo de comunicación y amoroso entre los personajes.
Según la autora"UNO ES LO QUE COME, con quién lo come y cómo lo come".En una entrevista, confesó que defiende con el mismo ímpetu la literatura y la cocina. La primera, dice, es un acto de amor, y escribir le sana de sus obsesiones y sus fantasmas. Los fogones, por su parte, son su fuente de conocimiento. En su novela Como agua para chocolate descubrió a los lectores la efervescencia amorosa que surge tras degustar codornices con pétalos de rosa o el poder de recobrar la memoria que puede tener un caldo de colita de res.
Durante esta entrevista, ante la pregunta "¿Qué es para usted cocinar?", ella respondió:
Es una ceremonia de unión con el universo. Un placer enorme. A veces, lo utilizo como contrapunto a mi escritura; en otras ocasiones, como terapia. El amor siempre está presente allí. El amor, que da sentido a todo, es lo que hace de dos cosas una, y en la cocina uno hace precisamente eso: utiliza todos los elementos que conforman el mundo, juega con ellos y, en base al amor, hace una única cosa que después va a ser ingerida por los demás.
Y aún más relacionado a esta novela que relata las desventuras de la búsqueda de la libertad y las ansias de cambiar el mundo, Esquivel comentó:
"Llegué a pensar que era una pérdida de tiempo estar cocinando cuando afuera las mujeres podíamos cambiar el mundo... Fue maravilloso el día que redescubrí la cocina y me di cuenta de que el verdadero cambio está dentro de casa"

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